Día del Retirado de la Fuerza Aérea Uruguaya

09 de noviembre de 2021

En la mañana del 8 de noviembre, se celebró un nuevo Día del Retirado de la Fuerza Aérea Uruguaya. En esta ceremonia se reconoce al personal superior que pasó a situación de retiro, voluntario u obligatorio, con más de treinta años de servicio. Aunque en esta oportunidad se llevó a cabo el 8 de noviembre, originalmente se realiza cada 6 de noviembre, ya que esa fue la fecha en la que pasó a situación de retiro obligatorio el Gral. Cesáreo Berisso, pionero de la aviación nacional, tras cumplir sesenta años de edad.

Esta actividad se desarrolló, como es tradicional, en la Escuela Militar de Aeronáutica (EMA) y contó con la presencia del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, Gral. del Aire Luis De León, del Comandante del Comando Aéreo de Operaciones, Brigadier General (Aviador) Alejandro O. Vilche, del Comandante del Comando Aéreo de Personal, Brigadier General (Aviador) José M. Medina, del Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, Brigadier General (Aviador) Rodolfo D. Pereyra, del Comandante del Comando Aéreo Logístico, Brigadier General (Aviador) Fernando Colina, del Director de la Escuela Militar de Aéreo, Cnel. (Aviador) Walter Pérez, entre otras autoridades.

Luego de pasar revista a los efectivos presentes, se procedió a entonar el Himno Nacional. A continuación, se leyó la Orden del Comando General y el Cnel. (Nav.) Lic. Fernando Morencio hizo uso de la palabra.

Posteriormente, se hizo entrega de un galvano y una medalla al homenajeado, el Cnel. (ST) Carlos González, quien ingresó a la Fuerza Aérea Uruguaya a principios del año 1983 y pasó a situación de retiro el pasado mes de abril, estando ligado a la Fuerza durante casi cuatro décadas.

Para finalizar, el homenajeado hizo uso de la palabra y una formación de la plataforma Aermacchi T-260 sobrevoló las instalaciones del Instituto.

Palabras alusivas del Cnel. (Nav.) Lic. Fernando Morencio 

Hoy conmemoramos el día del Retirado de la Fuerza Aérea Uruguaya, es un día doblemente especial, por lo que implica para la aeronáutica nacional y para cada una de las vidas de aquellos que pertenecemos a esta familia.

Para la Aviación Nacional, un día 6 de noviembre, por imposición de la Ley, pasó a Retiro Obligatorio el General Piloto Aviador Militar Cesáreo L. Berisso.

Fue Pionero de la Aviación Nacional, Militar y Civil. Uno de los primeros alumnos de la Escuela de Aviación Militar de Los Cerrillos en 1913, el Primero en volar solo y hacer una demostración de coraje y rebeldía, tomando una aeronave y aterrizando en la Playa Malvin, demostrando así, la importancia que tendría la Aviación en un Estado moderno.

En 1916, formo parte de los primeros Instructores de la Escuela Militar de Aviación, luego fue Director, participo de varios Raids aéreos, que en esa época, más que una competencia, eran una verdadera aventura, ganado alguno de ellos.

En 1929, diseño y construyó el primer aeroplano de fabricación Nacional, llevándolo a cruzar los Andes.

Después de ser Inspector del Arma de Aeronáutica y Director General de Aeronáutica, se retiró de la actividad militar, y continúo su pasión en el área civil, con muchos e importantes aportes, por lo que hoy en día, nuestra principal terminal aérea lleva su nombre: Aeropuerto Internacional de Carrasco, “Gral. Cesareo L. Berisso”.

Se eligió este día, el día en que paso a retiro el uruguayo que más ha hecho por la aviación nacional, para homenajear a aquellos que de manera voluntaria u obligatoria, han pasado a retiro con treinta o más años de servicio, a la Fuerza Aérea y a la Nación.

Mi Coronel, dice el Libro de Eclesiastés, “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” Con seguridad, en el momento en que por primera vez cruzó esos portones, cargados de ilusiones, con toda la fuerza y el entusiasmo de la juventud, no se le cruzó por la cabeza que este día llegaría.

Eran días en que comenzaba a vivir su pasión, con aciertos y errores, pero siempre al máximo. Talvez pensó que eran días difíciles, porque hubo que renunciar a mucho para estar aquí. Acá se forjo el carácter, se adquirió una profesión, se aprendió a servir, en el sentido más honroso de la palabra.

Hoy, mirando hacia atrás, sabemos la verdad. Que fáciles eran esos días, o será que nuestra mente bloquea los malos recuerdos y los vuelve anécdotas. Esas que religiosamente repasará en cada reunión con colegas.

Después de egresar, la situación cambia, las responsabilidades crecen, viene la familia, nuestra atención comienza dividirse para cumplir con todos los deberes. Nuevos destinos, ascensos, mudanzas y algunos tragos amargos que nos da esta profesión. Así, el tiempo pasa, hasta que llega un día, que por motivos personales o por imposición de la ley, debemos descansar.

Es momento de parar, mirar a los costados, ver a los que nos han acompañado, a nuestras familias, ese sostén inquebrantable, y darles lo mejor y más valioso que tenemos, el tiempo.

Hay un tiempo para todo, el tiempo de correr en nuestra juventud paso, es momento del paso más lento y sabio. Momento de disfrutar lo que tantos años de servicio nos han dado.

Mi Coronel, en esta nueva etapa de su vida, solo queda agradecerle por su servicio, y decirle, aunque ya lo sabe, que esta fue, es y seguirá siendo su casa. 

¡Viva el momento, disfrute, se lo merece! 

Gracias.

Palabras del Cnel. (ST) Carlos González

Señor Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, Señores Oficiales Generales, Señores Oficiales Superiores, Señores Oficiales Jefes, Señores Oficiales Subalternos, Damas y Caballeros Cadetes, Jóvenes Aspirantes, Personal Subalterno, querida Tanda Vampiros 83, Familiares y Amigos: 

Hoy bajo nuestro cielo patrio y el resplandor de las alas de nuestra Aviación Militar, asisto a esta Ceremonia de un Honroso Relevo, el de la Guarnición de la Actividad Constante, al de las Bases Aéreas del Retiro; siendo un privilegio para mí ya que me despiden dos compañeros de tanda, uno Comandante en Jefe y otro Brigadier General, gracias Luis y Fernando. Es así que, en este día tan especial, me separo luego de una larga y vasta trayectoria de servicio, agradeciendo a la Fuerza Aérea toda y resaltando que, como Soldados, hemos compartido experiencias, nos conocimos y nos entendimos, por ello creo que a través de mi discurso tanto este Servidor, como aquellos que confirman su honor a la Patria, seguiremos leal a ella. 

Pero permítanme orientar mis palabras a las nuevas generaciones, al Cuerpo de Alumnos de este Instituto, mí recordada y querida Escuela Militar de Aeronáutica, que hoy me honra con su distinguida y gallarda formación. 

En la carrera militar hay dos momentos que son cruciales e inolvidables, el primero es cuando nos apartamos de la familia para ingresar a un ambiente en extremo exigente, disciplinado y en ocasiones extenuante. Solo aquellos con verdadera vocación de Soldados sobreviven porque, como hombres de honor, nos sentimos impulsados a practicar una vida dominada por la virtud, la razón, el sacrificio y la ausencia de bienes materiales. 

Múltiples pruebas se presentaron en el camino, cada una de ellas fue templando el carácter y formando el pensamiento; porque solo aquellos que se preparan y entrenan para afrontar situaciones de riesgo, y que dejan sus mejores años para servir, entienden que lo más valioso que un hombre posee es la vida; que ésta solo se nos da una vez y por ello hay que aprovecharla, de manera que los años vividos no nos pesen y que muriendo podamos decir: he consagrado toda mi vida y todas mis fuerzas a enaltecer mi Patria y mí Bandera, pero por sobre todo amar a mí Familia. 

La familia sufrió siempre nuestra ausencia, la incertidumbre de nuestro destino, la convicción de que hay que aprender a ser autosuficientes ya que la guía, y la fortaleza del hogar, muy pocas veces está presente; nuestras esposas e hijos aprenden a sobrevivir, a ser fuertes e irradiar esa fortaleza al jefe del hogar para que este nunca flaquee. 

Con el tiempo se aprendió que un Soldado no es un concepto absoluto, es relativo a la persona que lo mira, que lo rodea, de acuerdo con su manera de pensar, o según el momento en que lo mire. Por ello se ha valorado muy bien el significado de un adiós, un fuerte abrazo, una esposa triste, una madre lejana, una novia anhelada, un retrato ajado, una carta escrita con lágrimas, una fecha especial y una esperanza lejana; como Soldados del Aire conocimos el hambre, el cansancio, la sed de un beso, el calor de la turbina, el estruendo de un fusil y nos imaginamos el frío de la muerte de la Escuadrilla del Silencio. 

Hoy podré compartir esas historias, trasladar la experiencia, dar ese consejo que servirá de guía y con el ejemplo contribuir a la edificación de una Patria mejor. La huella queda marcada en esta Fuerza que hoy me reconoce y es esta ese segundo momento crucial e inolvidable de que hablaba en un principio; el retorno a casa, a la casa que casi nunca me tuvo. 

Con el ocaso de mí carrera militar, aprendí que lo que hacen al hombre, son sus obras y obra se hace cuando servimos, cuando enseñamos con el ejemplo, cuando instruimos, cuando volamos, cuando aseguramos un recurso, cuando desinteresadamente sacrificamos tiempo, comodidades, salud y vida por nuestra nación; les aseguro todo eso no fue en vano.

Este acto de despedida nos demuestra que los Soldados de ayer y de hoy somos los mismos, que el paso del tiempo es solo eso, porque como ya lo dije: lo que prevalece, lo que perdura en nuestros corazones, aunque el cuerpo nos traicione, es el amor a la Patria; esa es y será por siempre la fuente de inspiración de todos los que hemos portado y aún portan el uniforme militar. 

“Actuales y futuros guías y laderos, custodias a los flancos, gracias por su esfuerzo, su dedicación, comprensión y sacrificio; como predecesor y aun a los que están con las botas puestas, les digo hasta pronto, porque aquí, donde sea y en la condición que sea, seremos siempre Soldados.

A esta Fuerza Aérea, mi querida FAU, le agradezco y la convido a seguir adelante y redoblar esfuerzos; ha sido un honor dirigirme a ustedes”.

Galería: EMA