103.° aniversario del Día de los Mártires de la Aviación Militar

10 de agosto de 2021

Panteón de la Fuerza Aérea

La Fuerza Aérea Uruguaya conmemoró, este martes 10 de agosto, el 103.° aniversario del Día de los Mártires de la Aviación Militar en el Panteón Fuerza Aérea del Cementerio del Norte.

Estuvieron presentes el presidente de la República, Dr. Luis Lacalle Pou, el ministro de Defensa Nacional, Dr. Javier García, el comandante en jefe de la Fuerza Aérea Uruguaya, Gral. del Aire Luis De León, así como también de autoridades nacionales y militares.

La ceremonia comenzó con la recepción de autoridades y la Banda de la FAU ejecutó la Marcha Fúnebre. El Cnel. (Av.) Sebastian Langone, destacó al Capitán Boiso Lanza, primer mártir de la aviación militar, y a los integrantes “Escuadrilla del Silencio”, quienes han dejado su vida en cumplimiento de la misión.

Palabras del Cnel. (Av.) Sebastián Langone

Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay Dr. Luis Lacalle Pou, Señor Ministro de Defensa Nacional, Dr. Javier García, Señor Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Uruguaya, General del Aire Luis De León, y en su nombre, permítame saludar y dirigirme a las autoridades y distinguido público que hoy nos honran con su presencia.

Cada 10 de agosto, desde 1938 cuando se instituyó el “Día de los Mártires de la Aviación Militar Uruguaya”, las Alas de la Patria hacen un alto en el camino con el propósito de rendirles el sentido homenaje al que se han hecho merecedores aquellos Hombres y Mujeres, quienes dando lo más preciado que poseían, lo dejaron todo en pos de su vocación.

El 10 de agosto de 1918, el Capitán Juan Manuel Boiso Lanza, quien por esa época se desempeñaba como Director de la Escuela Militar de Aviación, se encontraba cumpliendo una misión de vuelo de calificación en tierras francesas, más precisamente en la localidad de Pau, donde, lamentablemente y de forma prematura, encuentra su trágico final al precipitarse a tierra la aeronave Nieuport que pilotaba.

Es así que este desafortunado suceso se convierte en la primera tragedia de nuestra incipiente aviación militar, hecho que significara la pérdida de aquel joven piloto uruguayo con tan sólo 30 años de edad, el cual se encontraba en la plenitud de su carrera profesional, en la que fuera sin lugar a dudas un referente y pionero de la aviación de nuestra Patria, convirtiéndolo en el primer Mártir de la Aviación Militar Uruguaya.

Por tal motivo al encontrarnos en este sagrado sitio donde nos reúne la remembranza de los camaradas que un día dejaron de estar físicamente entre nosotros; el recogimiento, el respetuoso silencio, las lágrimas y el recuerdo de tantos momentos vividos nos vienen a la mente y al corazón, evocamos así a todos aquellos que en pos de sus ideales, su compromiso con la Patria y vocación de servicio, partieron anticipadamente en el cumplimiento del deber.

El tiempo pasa, y la letra fría escrita en los libros de historia, nos enfrenta a la realidad de vivirlo en persona, más aún para aquellos que peinamos algunas canas y a lo largo de nuestra carrera, nos ha tocado vivir la pérdida de algún Camarada, de un Instructor, de un Alumno o de un Amigo.

Esta noble profesión a diferencia de otras, es muy personal y crea vínculos muy estrechos que tal vez no se logren en otro lugar, ya que compartimos, principalmente en nuestra fase operativa, muchos momentos de nuestras vidas, junto a hombres y mujeres que de no ser por la vocación del vuelo tal vez nunca hubiésemos llegado a conocer.

El compartir muchas horas del día a día juntos, los Briefings de Operaciones, las cabinas de vuelo, nos llevan en muchas ocasiones a trascender de lo estrictamente profesional y a estrechar esos vínculos personales, lo que sin lugar a dudas cuando sucede una tragedia y perdemos algún camarada o amigo, nos llena de congoja y nos aprieta el pecho de tantos momentos vividos y que a partir de allí sólo vivirán en nuestros recuerdos por siempre.

No resulta para nada fácil entender su pronta partida, se unieron al vuelo eterno sin distinciones de edad, de género o jerarquía, cuánto daríamos por volver el tiempo atrás para poder retener una vez más el consejo, sentir el abrazo o escuchar su tono de voz que se ha desvanecido en el tiempo y no lo pudimos retener en nuestra memoria, aunque si en nuestro corazón.

El paso del tiempo nos demanda continuar hacia adelante volando más lejos y más alto, pero siempre recordando y homenajeando la memoria de aquellos que partieron anticipadamente, comprometernos y exigirnos día a día a ser más profesionales y reconocer a los que hoy aún abrazamos esta hermosa profesión guiados por nuestra vocación y a la cual hemos jurado entregar nuestro valor más preciado.

Cuando en unos momentos escuchemos el TOQUE DE SILENCIO, quiero invitarlos a elevar el corazón y el espíritu, agudizar nuestros oídos para poder contemplar en lo alto, una formación cerrada, la que nos custodia día y noche; la que tiene como guía al Cap. Boiso Lanza y está integrada por más numerales de los que hubiésemos querido.

Reflexionemos entonces sobre si nuestras acciones, nuestras decisiones y actos cotidianos se corresponden con el sacrificio que ellos han realizado, de ser así, podremos sentir que estamos honrando su memoria y decirles a sus familias que su sacrificio no ha sido en vano, porque partieron para legarnos algo muy valioso.

A ellos, laderos eternos de la “Escuadrilla del Silencio”, permítanos asegurarles que nuestra Fuerza Aérea, ha aprendido de sus enseñanzas, ha mejorado sus teorías, sus técnicas y sus prácticas, manteniendo su abnegación por volverse cada día más segura y por ello les debemos el más sentido agradecimiento.

“Escuadrilla del silencio”: quienes decolaron un día para no aterrizar jamás, sigan surcando los cielos de la Patria en su vuelo a la eternidad.

Galería: Panteón de la Fuerza Aérea