Centenario del fallecimiento del Cap. Boiso Lanza y Día de los Caídos

10 de agosto de 2018

Se realizaron ceremonias en la EMA y en el Panteón FAU

Con motivo de los 100 años del fallecimiento del Capitán Juan Manuel Boiso Lanza, se realizó en la Escuela Militar de Aeronáutica (EMA) el 10 de agosto a las 09:00 horas, un sencillo homenaje que fue presidido por el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Gral. del Aire Alberto Zanelli. En la ceremonia, hizo uso de la palabra el director del Instituto, Cnel. (Av.) Washington Alejandro y seguidamente se realizó un minuto de silencio.

Palabras del Director de la EMA

Señor Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea y en su nombre permítame saludar a todos quienes nos acompañan en este tan sentido día.

Hace ya un siglo desde que sobre los campos de Pau y realizando su entrenamiento avanzado de Piloto de Combate, falleciera el Cap. Juan Manuel Boiso Lanza, primer Director de la Escuela Militar de Aviación, precursora de la actual Escuela Militar de Aeronáutica, cargo que por sucesión en el tiempo me corresponde desempeñar y por ende sostener vivo el espíritu de superación, de no rendirse ante las adversidades y sobre todo de buscar la excelencia siempre, que predominaron durante toda su corta pero exigente carrera como aviador.

Podemos decir que su actitud en la vida se puede resumir en la frase de Napoleón Bonaparte “No hay distancia que no se pueda recorrer ni meta que no se pueda alcanzar”.

Para hacer honor a su memoria de manera justa, debemos referirnos brevemente a su fecunda trayectoria como aviador militar, y de ese modo comprender su verdadera dimensión como hombre y pionero de la Aviación Militar Uruguaya.

Durante el año 1913 paralelamente a la creación del aeroclub de Aerostatos y del Centro Nacional de Aviación, surge a instancias de la Comisión Directiva del Centro Militar y Naval, presidida por el Tte. Cnel. Roberto P. Riverós, el Comité Pro-Aviación Militar, con el fin de coadyuvar a la realización de todo aquello que signifique llevar a feliz término el espíritu en favor de la Aviación Militar en el Uruguay. La Comisión Ejecutiva fue presidida por el General de Brigada Guillermo West y uno de sus secretarios era el entonces Tte.1º Juan Manuel Boiso Lanza. Este comité resolvió realizar una suscripción entre el Ejército y la Armada a los efectos de recaudar fondos que serían volcados a la adquisición de aeroplanos del sistema más perfeccionado para la época, los cuales serían donados a la Escuela de Aviación Militar la que fue creada el día 17 de marzo de ese año.

Durante el mes de febrero del año 1913 por orden General Nº 1133 del Estado Mayor General del Ejército, se dispuso la apertura de un registro, para la inscripción de los Oficiales del Ejército que desearán recibir enseñanza de la aviación, es así que del total de los inscriptos fueron seleccionados solamente 10, entre los cuales se encontraba el Tte. 1º Juan Manuel Boiso Lanza. Junto a ese grupo inició los cursos correspondientes para completar su adiestramiento, hecho que no pudo concretarse y culminó con la escapada del Tte. Berisso y el intento del Tte. Boiso Lanza. Este evento estableció en forma manifiesta la firme convicción de estos dos jóvenes entusiastas por concretar el hecho de adquirir y consolidar la capacidad aeronáutica militar en nuestro país.

Pese al fracaso de la primera Escuela de Aviación, tanto Berisso como Boiso Lanza continuaron realizando gestiones para lograr que las autoridades Políticas y Militares de la época se interesasen por la aeronáutica y poder lograr cumplir sus aspiraciones. Es así que a comienzos del año 1915 sus esfuerzos rinden frutos y cuatro aviadores son designados para realizar sus cursos de pilotaje en Chile y Argentina respectivamente. El Tte. Boiso lanza concurre a Chile, donde a finales de ese año completa su entrenamiento y obtiene el Brevet Militar Nº 14, siendo el primer extranjero en obtenerlo, en su concepto que se incluye en la bitácora histórica de la Escuela de Aviación Militar de Chile, se destaca lo siguiente “…. al obtener una de las más altas notas registradas en la historia del establecimiento, inscribió su nombre en el cuadro de honor de los más distinguidos alumnos que han pasado por la Escuela de Aviación Militar...”

Luego de su retorno a nuestro país como Piloto Militar consumado, continúa con los esfuerzos junto a los demás ya graduados para lograr que el Poder Ejecutivo decretara la creación de la Escuela Militar de Aviación, hecho que se cristaliza el día 20 de noviembre de 1916 con la promulgación de la ley Nº 5526 con la Creación de la Escuela de Aviación Militar y acto seguido el día 27 el ahora, Cap. Boiso Lanza es designado como su primer director.

Durante el mes de enero del año 1918, es designado como integrante de un grupo de expertos que concurriría a Europa a visitar los países aliados y de esa forma poder tomar contacto con las nuevas técnicas de empleo de las fuerzas militares en general y de la aeronáutica en particular en la Primera Guerra Mundial. Para el Cap. Boiso Lanza sería una nueva oportunidad de poder conocer de cerca el empleo del Poder Aéreo y experimentar las capacidades de los nuevos aeroplanos. Es así que previo pasaje por España, a partir del día 6 de junio inician la visita a las Fuerzas Armadas Francesas, cuando visitan la Base de Avord, sede de la Escuela de Aviación Francesa. Allí es autorizado a realizar un vuelo nocturno de pasajero y posterior a eso solicita formalmente al gobierno francés que se le autorice a recibir instrucción de vuelo en las Bases de Avord y Port Long en Pau, actividad que inicia el día 19 de julio en la Base de Avord. Realiza el día 20 su primer vuelo solo y en los meses siguientes completa el entrenamiento básico comenzando en los primeros días de agosto su entrenamiento en combate aéreo en la base de Pau. Allí luego de iniciar su capacitación es recomendado por el Director de la Escuela de Pau como “un excelente piloto, pero al que había que vigilar por ser extremadamente arriesgado”. Es así que demostrando este carácter, luego de iniciar las actividades en tan solo ocho días realiza verdaderas proezas, sorteando todas las dificultades planteadas en los vuelos realizados y en especial destacándose por su capacidad para realizar acrobacia aérea. El día 10 de agosto, en la mañana, cuando realizaba el último vuelo antes de la obtención de su diploma de Aviador Militar en la fase de aproximación como líder de una escuadrilla se precipita a tierra y pierde la vida.

Sin ningún lugar a dudas la vida del Cap. Boiso Lanza fue un ejemplo de enfrentar y superar todas las dificultades que se presentaron sin perder jamás su objetivo, este mismo espíritu de superación es el que debe guiarnos a todos los integrantes de la Fuerza Aérea en todo momento.

Permítanme a modo de homenaje a su persona y trayectoria recordar parte del discurso pronunciado por el General Francés Dufrechou durante su sepelio…“Con el capitán Boiso Lanza desaparece un Oficial culto, caballeresco y valiente hasta la temeridad. Era un legítimo ambicioso de la gloria, cuyos pasos en la vida militar estuvieron dirigidos hacia ese noble fin. Más de una vez sus osadas empresas fueron coronadas por el éxito. Jamás se envaneció de ello y proporcionó a su Patria las justas satisfacciones de un legítimo orgullo. Tenía además una fuerza de voluntad, acompañada de superiores condiciones intelectuales, que le marcaban un lugar preponderante en su Patria. Tales eran los grandes rasgos, características y principales cualidades del Capitán Boiso Lanza…”.

Estamos seguros que hoy al mirar hacia el pasado llenos de orgullo le podemos manifestar a nuestro precursor y guía lo siguiente: “Capitán Juan Manuel Boiso Lanza puede estar seguro que todos los aviadores que lo hemos sucedido en la derrota que usted marcó compartimos sus ideales y vocación, tenemos la total convicción que cada uno de los que se ha incorporado como numeral a su Escuadrilla del Silencio solamente le ha dicho a su arribo: sin novedad mi Capitán!!!

Acto Central en el Panteón Fuerza Aérea

A la hora 11:00, en el Panteón de la Fuerza Aérea (Cementerio del Norte), se llevó a cabo la ceremonia central en conmemoración del “Día de los Mártires de la Aviación Militar”.

La ceremonia estuvo presidida por el Ministro de Defensa Nacional, además de autoridades civiles y militares, familiares y amigos de la Institución.

El acto comenzó con la ejecución de la Marcha Fúnebre, por parte de la Banda de Músicos de la Fuerza Aérea y luego el comandante en Jefe, Gral. del Aire Alberto Zanelli hizo uso de la palabra evocando tan emotiva fecha. Seguidamente y acompañado por el Suboficial Héctor Machado colocó una ofrenda floral a los pies del Panteón. Segundos más tarde, el toque de silencio, precedido por un fuego de salva, dieron broche de cierre a la ceremonia de tan hondo significado para la Fuerza.

Palabras de Comandante en Jefe

¿Por qué se encontraba Boiso Lanza en Francia?

Desde el año 1914 la Primera Guerra mundial asolaba Europa, e impactaba en todo el mundo en una forma u otra.

Ya en 1917 una importante capital, recibía por primera vez el castigo del bombardeo desde dirigibles y posteriormente desde grandes aeronaves, casi sin oposición.

Mientras los daños y las bajas civiles aumentaban anticipando lo que ocurriría treinta años después, los liderazgos políticos y militares de la época razonaron correctamente que la nueva amenaza del avión debía ser contrarrestada de alguna manera… y rápidamente.

Algo debía ser hecho y la respuesta fue descubrir la necesidad del Control, y la Defensa Aérea del espacio, sobre las ciudades y establecimientos industriales.

Nuestro país no estuvo ajeno a esta realidad naciente y continuando con algunas iniciativas que llevaron a la creación de la Escuela Militar de Aviación, ahora enviaba connacionales a observar y aprender directamente del conflicto, apoyándose en Francia por cercanía cultural y amistad.

El 28 de enero de 1918 el General de Brigada Julio Dufrechou fue designado por el Presidente de la República, junto con una reducida comitiva para trasladarse a Europa en misión de observación y estudio.

Integrante de la partida era el director de la Escuela Militar de Aviación, el Capitán Juan Manuel Boiso Lanza.

Tenía 30 años. Era un hombre culto. Profesional reconocido dentro y fuera de fronteras. Un Oficial y un Caballero. Uno de los 4 primeros pilotos de nuestra República.

Llega a Francia y su propia energía e inquietud lo animan, lo motivan, lo impulsan. Obtiene la posibilidad de capacitarse en una Escuela francesa de pilotos de guerra.

En nuestro país, dirigía el instituto de formación y volaba los aparatos más modernos que el Estado ponía en línea.

Allí, se encontró que los aviones de combate, empeñados en la conflagración, eran el doble de potentes y el triple de rápidos, además de ágiles, muy ágiles… e inestables.

Los líderes aviadores, compartían su edad, pero los “aces” y quienes se destacaban como pilotos de combate en el frente, apenas superaban, en ambos bandos, los veinte y poco años de edad.

Era pues, mucho más adulto que su contraparte francesa, en la escuela de pilotos de combate en Port Long, Pau, donde había llegado acompañado por su señora esposa.

¿Por qué se exigía de esa manera?

La agenda de vuelos abarcaba todo el día y parte de la noche, aprovechando la tibieza y suavidad del verano francés, que seguramente le habrá recordado nuestra tierra natal. En muy pocos días el completó los vuelos necesarios para calificarse.

Los accidentes, de los cuales Boiso Lanza atestigua en su diario, ocurrían regularmente. La presión para obtener pilotos se hacía sentir y cobraba su tributo.

Tiene previsto el 10 de agosto su último vuelo para obtener el diploma de Piloto de Combate, hoy hace un siglo.

Decola casi al alba integrando una patrulla de 3 aviones de combate franceses de última generación, la cual lideraba.

Son los Nieuport, que Uruguay conocerá una cinco años después.

Alrededor de las nueve de la mañana, la escuadrilla regresa y se prepara para aterrizar, el avión del Capitán es visto frente al hangar bajar la nariz y estrellarse. No sobrevivió al accidente.

Como dice su urna, muerto por la Francia.

Como no lo dice, muerto por Uruguay y por todos nosotros.

Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, canta Manrique, que es el morir, sabemos que todos los ríos, largos o cortos, caudalosos o mansos, van finalmente a desembocar en el mar, así como sabemos que todos los seres vivos han de morir y lo saben.

Pero cuando se ofrenda la vida en aras de un propósito superior, entonces la muerte es la que da vida, los vivos les concedemos la memoria de la gloria, le damos al caído la vida en el recuerdo colectivo.

Hoy estamos reunidos para recordar con respeto y unción a todos, los que como nuestro Capitán, fundador y primer Director de la Escuela Militar de Aviación, han caído rindiendo culto al ideal de perfeccionamiento de la aviación militar, cualquiera sea su Fuerza de origen.

Reivindico para nuestros caídos, su condición de haberlo hecho en acto de servicio.

Han sembrado virtud, y cosecharán honor.

Su sacrificio, nos ha dejado lecciones que no olvidamos. Que nos hacen mejores y florecen en nuevas generaciones de aviadores, hombres y mujeres, que son y serán mejores que las anteriores. Que aman volar y quieren hacerlo en forma segura y profesional.

Su espíritu vive en cada Misión que enfrenta una aeronave militar.

A todos ellos, hermanos y hermanas, en el ideal, aproximados y unidos en la muerte, con sus alas rotas, al recordarlos, les pedimos que aprendan de nuevo a volar y que continúen eternamente su vuelo en libertad.

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