Historia
07 de noviembre de 2017
El origen y sus comienzos
Uruguay no podía permanecer indiferente a la revolución tecnológica que caracterizó el comienzo de la vulgarización de la “locomoción aérea” en los albores del siglo XX y lo que significaría para su desenvolvimiento futuro.
En nuestros medios de comunicación, permanentemente aparecían las noticias sobre el desarrollo que iba tomando la aeronáutica en el mundo.
El arribo, a principios de 1910, de aviadores europeos con sus máquinas voladoras al Río de la Plata, no solo entusiasmó a la población en general, también despertó en oficiales del Ejército que habían estudiado en el extranjero la inquietud de modernizar su organización de acuerdo a nuestras posibilidades.
Aquellos aviadores revolucionaron tanto el ambiente civil como el militar, sembrando la posibilidad de iniciar el nacimiento de la aviación en nuestro medio.
Ya la situación era irreversible, se había formado una conciencia aeronáutica en la opinión pública y en el Gobierno. Un hecho singular vino a ratificar y caldear los ánimos de nuestros entusiastas.
El 1° de diciembre de 1912, el aviador argentino Teodoro Fels, quien cumplía sus deberes castrenses en la Escuela Miliar de Aviación, cruzó en vuelo desde El Palomar en Buenos Aires hasta el Campo de Maniobras del Regimiento 1° de Artillería en Montevideo en su monoplano Blériot. Fels había nacido en nuestro departamento de Colonia y se había nacionalizado argentino.
El aludido acontecimiento determinó que el 3 de diciembre, en el acuerdo semanal celebrado entre el Presidente de la República Don José Batlle y Ordóñez y el Ministro de Guerra y Marina, se cambiaran ideas acerca de la creación en nuestro país de una Escuela de Aviación Militar, por el estilo de las que existían en los países que marchaban a la cabeza de los adelantos aeronáuticos de Europa y América.
Esta noticia fue recibida con gran entusiasmo en los círculos militares y a propósito de este mismo asunto, de vital importancia para el Ejército, un grupo de conspicuos ciudadanos se reunió a fin de buscar la mejor manera de aunar esfuerzos en procura de iniciar y fomentar la Aviación Civil.
De esta manera se propició el nacimiento de la Aviación Nacional.
El nacimiento de la Aviación Nacional
Juan Manuel Boiso Lanza y el Alférez Cesáreo L. Berisso, quienes decidieron, en un gesto de rebeldía heroica, volar en ambos apartados sobre Montevideo y de esta forma impulsar la renovación del citado contrato.
Solamente pudo hacerse al aire Berisso en el Farman el 22 de junio de 1913, por primera vez sin instructor para un uruguayo en territorio nacional, aterrizando en la playa de Malvín con inconvenientes, luego de un vuelo de una hora y cuarenta y cinco minutos. Con el vuelo de Berisso finalizó esta, la primera Escuela.
No obstante, Boiso Lanza y Berisso e dieron continuidad a la idea de fundar la Aviación Militar, haciendo que la simiente de la aviación echara raíces en los medios gubernativos y estos se interesaran seriamente en solucionar dicho problema, solicitando a principios de 1915 a los gobiernos de Argentina y Chile la admisión de cuatro oficiales en los cursos de pilotaje de sus respectivas Escuelas de Aviación Militar, ya en marcha.
Los cuatro oficiales terminaron sus cursos de Pilotos Aviadores Militares en forma brillante. Ellos fueron los tenientes Primeros Juan Manuel Boiso Lanza y Adhemar Sáenz Lacueva en Chile y el Teniente Segundo Cesáreo L. Berisso y el Alférez Esteban Cristi en Argentina.
Ellos contribuyeron a la creación de la Escuela Militar de Aviación, instituida por Ley el 20 de noviembre de 1916, reiniciando, ahora para siempre, la Aviación Militar.
La Escuela Militar de Aviación
El aeródromo donde se instaló la Escuela Militar de Aviación, puesto en funcionamiento en 1917, hoy es la histórica Base Aérea “Capitán Juan Manuel Boiso Lanza”, sede del actual Comando General de la Fuerza Aérea Uruguaya, que desde el 9 de setiembre de 1930 lleva el ilustre nombre de nuestro primer mártir. La historia de est segunda y definitiva Escuela, que se desarrolló entre 1916 y 1935, está colmada de hechos heroicos y grandes momentos.
El día 18 de febrero de 1918 se graduaron los primeros pilotos aviadores, en aquellas máquinas elementales como el biplano Farman o los monoplanos Castaibert, época de los aeroplanos de motores rotativos.
Durante los años veinte del siglo pasado, la Escuela estuvo bajo la dirección de nuestro fundador, el Mayor y luego Teniente Coronel Cesáreo L Berisso, quien ese período organizó y transformó la institución en una entidad moderna.
Son a destacar en ese lapso de vida de la Escuela, hechos sobresalientes que la distinguieron en América, como grandes vuelos en 1925 y 1926 por buena parte del Cono Sur con biplanos mantenidos en la institución u otros diseñados y construidos en sus talleres como los “Montevideo”, uno de los cuales voló en 1929, comandado por Berisso, hasta la frontera de Ecuador y Colombia.
Y además, la conquista en vuelo del Atlántico Sur, entre España y Brasil, efectuada a fines de 1929 por el Teniente Coronel Tydeo Larre Borges, de la primera promoción de la Escuela y el Capitán francés León Challe en un biplano Breguet 19.
Por último, el vuelo ida y vuelta a Lima, Perú, en biplano con el Coronel Berisso al mano y el poeta Teniente Coronel Edgardo U. Genta de pasajero.
La Aeronáutica Militar
Los pasos previos condujeron inevitablemente a las transformaciones del año 1935. La Escuela Militar de Aviación, que no era más que una unidad militar, se reemplazó por la Aeronáutica Militar el 31 de diciembre de 1935, por Ley Presupuestal, como Quinta Arma del Ejército.
En la nueva organización nacieron otros elementos, como: la Dirección de Aeronáutica Militar, la Escuela Militar de Aeronáutica, la Base Aeronáutica N° 1, la Base Aeronáutica N° 2 y la División Servicios. Componentes que se fueron extendiendo en diferentes predios que se transformaron en Bases.
En su primera época, el material de vuelo en general provino de Europa. Luego fue evolucionando y modernizándose al compás de los cambios que trajo la Segunda Guerra Mundial, pasando de los aviones biplanos de tela y madera a los monoplanos metálicos. A su vez, el personal se tecnificó estudiando en el extranjero y recibiendo misiones que lo prepararon con la adquisición de nuevas habilidades para aparatos más sofisticados,
El crecimiento de la Aeronáutica Militar continuó con pausa con la creación de nuevas unidades, todo lo que fue desbrozando el camino para la marcha hacia la independencia de la Aeronáutica Militar y su transformación en la Fuerza Aérea.